Observar, destruir, aprender
Al igual que en el arte, el mundo de las ideas encuentra en la ciencia una vía para materializarse. Conceptos abstractos como la complejidad del mundo o la noción de tiempo, se convierten en tangibles gracias a las disciplinas artísticas, científicas y sus intersecciones. Unas intersecciones que permiten generar nuevo conocimiento para encontrar respuestas a las cuestiones de hoy y en las que la creatividad juega un papel clave.
La información (Cuántica) es poder
¿Cómo viven las personas que investigan? ¿Qué procedimientos siguen, cómo encuentran evidencias que constaten sus hipótesis, a qué incertidumbres se exponen? El conocimiento generado es acumulativo y, a su vez, sujeto a los cambios que conllevan los nuevos descubrimientos y teorías. Un conocimiento que nos permite enfrentar retos, encontrar soluciones y que requiere la participación de todos los ámbitos de la sociedad.
Vivir en los límites
El acceso al conocimiento y al pensamiento crítico, a un envejecimiento digno, a una sanidad pública, al disfrute y respeto del medio ambiente es algo universal. También lo es la igualdad de derechos y oportunidades en todos los ámbitos, cualquiera que sea la procedencia, identidad, género o condición de las personas. Llegar a esta equidad real en la sociedad y en la ciencia es un gran reto que hay que abordar colectivamente.
La revolución de las ideas
Más de la mitad de la población vive hoy en entornos urbanos. La actividad humana en estos núcleos exige establecer nuevas relaciones con su biodiversidad, los ecosistemas y en la calidad de vida de las personas. Es en las ciudades, pues, desde donde podemos tomar acciones, y un conocimiento científico que aborde estas relaciones puede ayudar.